La Asociación Rural del Uruguay, Charles Darwin y Don Domingo Ordoñana
Charles Darwin y la Asociación Rural del Uruuay
Domingo Ordoñana (1828 España (Vasco) -1897- Uruguay) rico hacendado de Soriano fue orador en la Expo Prado 2006 y nos recordó enlaces ya olvidados.
Lucía Inés Bagnasco.
La conmemoración ocurrió en el 2006?
Si, pero nos recordó hechos y circunstancias que no han perdido vigencia y hacen a la forma de ser, de vivir y de producir en Uruguay.
Luego de izados los pabellones y antes que las autoridades de gobierno y de la Asociación Rural hicieran uso de la palabra, un carro tirado por un caballo ingresó al ruedo de la Expo, de él descendió un caballero de negro traje que con singular voz comenzó a hablar.
Se trataba de un actor, personificando a Don Domingo Ordoñana, el rico hacendado de Soriano, famoso por sus muchas andanzas en esta tierra y fundador de la Asociación Rural del Uruguay.
Se reiteró parte del discurso que brindara el 3 de octubre de 1871, cuando se fundara la ARU. “Somos moradores de una patria agropecuaria, el campo es el alma y es el cuerpo, el pasado, el presente y el futuro de la vigorosa vida nacional. El campo es el manantial del que surge la riqueza principal, la fortaleza de pasto que defiende la soberanía y asegura la independencia del Estado oriental. Es tan esencial nuestra identidad rural que saladeros, y curtiembres, barracas y graserías y todas las industrias y comercio que da vida a Montevideo y a su pequeñas villas, son tan sólo familia adoptiva del producto rural y su materia prima el agro es la columna vertebral del trabajo y del empleo en Uruguay.”
El hecho, tuvo la particularidad de darnos en un más completo discurso, la visión que tenían aquellos fundadores, hace 135 años, de la producción agropecuaria, pero además, de recordarnos un a personaje de la época.
En 1871 Charles Darwin retornaba a Uruguay en el fragor de una polémica ideológica, en la cual la teoría que lleva su nombre se convirtió en un componente medular. En su Diario de Viaje han quedado impresas las emociones que despertaran estas costas en esa primera mirada del joven naturalista inglés. Sentidos y razón impregnados por el impacto de la revolución industrial de la cual la clase a la cual pertenecía era el actor fundamental, registra su asombro ante ese universo rural todavía en su faz precapitalista. Así nos vio y describió: «Apenas existe algo de comercio; las exportaciones se limitan a alguna pieles y algunas cabezas de ganado viviente. Los habitantes están constituidos principalmente por propietarios, algunos tenderos y artesanos necesarios tales como herreros y carpinteros, que ejecutan todos los trabajos en un radio de 50 millas. La ciudad está separada del río por una línea de colinas de arena que tiene alrededor de una milla de anchura; está rodeada por los otros lados por un terreno llano, ligeramente ondulado, recubierto de una capa uniforme de hermoso césped, que pacen innúmeros rebaños de ganado vacuno, de carneros y de caballos. Hay muy pocas tierras cultivadas, incluso en los inmediatos alrededores de la ciudad. (…) La Banda Oriental podría alimentar a un número increíble de animales. En la actualidad, el número de pieles exportadas anualmente desde Montevideo asciende a 300.000; pero el consumo interior es muy considerable a causa del despilfarro de ellas en todas partes. Un estanciero me dice que a menudo debe enviar grandes rebaños de ganado a mucha distancia; con frecuencia caen los animales al suelo agotados de fatiga, y entonces hay que darles muerte para quitarles la piel. Jamás ha podido persuadir a sus gauchos a que aprovechen un cuarto de tales animales para su comida, ¡y es preciso cada noche dar muerte a otro para la cena!.»
.La polémica sobre el darwinismo en el Uruguay estuvo directamente ligada a las luchas políticas entre los diversos sectores de las clases dominantes por imponer sus modelos económicos. En ese contexto el darwinismo está presente en todos los acontecimientos de la vida social y política del país, tanto en los discursos de aquellos sectores vinculados con la producción ganadera, como en aquellos otros representativos del universo político y cultural.
A nivel de la producción ganadera los contendientes fueron los hacendados capitalistas nucleados en la Asociación Rural del Uruguay. Importantes sectores de hacendados para los cuales el mantenimiento de los beneficios obtenidos por su stock ganadero les requería seguir produciendo de acuerdo a las tradicionales tecnologías autóctonas, se vieron fuertemente golpeados por competidores nacionales y regionales que introducían novedades tecnológicas desplazándolos tanto en la conservación como en la conquista de mercados. En estos casos, las novedades tecnológicas importadas cumplieron una función complementaria de ese conjunto importante de prácticas tecnológicas acumuladas desde el inicial período colonial. En ese sector estaba muy arraigado el conservadurismo tecnológico, el cual se auto reproducía por la supervivencia de relaciones económicas precapitalistas, en cuya consolidación y conservación operaba como factor determinante la división internacional del trabajo.
En el seno de la Asociación Rural del Uruguay, Domingo Ordoñana impulsó la aplicación de un modelo tecnológico alternativo, la ganadería agronómica. En el propio proceso de su proyección y discusión fue donde la teoría darwiniana de la evolución encontró campo nutricio para su difusión, convirtiéndose en el sostén teórico de las argumentaciones entre las opciones para el mejoramiento del ganado bovino. Se confrontaron entonces dos líneas tecnológicas. Por un lado quienes defendían la teoría de la selección natural sosteniendo que había que dejar librado a los efectos de las leyes de la evolución la transformación y adaptación de vacunos y ovinos. Por otro, quienes veían en la selección artificial como el acelerador de los procesos naturales. Estos espacios de controversias constituyeron la base material sobre la cual se desarrolló la polémica del darwinismo en el Uruguay.
La difusión y polémica en torno al darwinismo en el Uruguay estuvo promovida y estimulada por el impacto social resultante de la práctica tecnológica de los productores rurales. Es claro que el espectro de intereses que afectó el darwinismo trascendió las fronteras del mundo de la producción ganadera. Su inserción en las condiciones económicas y sociales de un país semi colonial tenía necesariamente que provocar variadas, múltiples y complejas repercusiones. Lo interesante es que la polémica no quedó encerrada en un sólo sector, sino que abarcó las dos comunidades claves y sus respectivos espacios institucionales, desde los cuales se contribuía a impulsar los cambios materiales y espirituales en el proceso de modernización capitalista del Uruguay: los productores rurales capitalistas y los ideólogos de la burguesía.
A nivel de los ganaderos las divergencias provenían de la oposición entre los sectores precapitalistas y los sectores capitalistas progresistas. La polémica adquirió caracteres diferenciados según fuera el sector interviniente en la disputa. Así fue que la teoría de Darwin sufrió el ataque que algunos destacados dirigentes de la Asociación Rural del Uruguay, enemigos del darwinismo, lanzaron contra núcleos de la intelectualidad, defensores del darwinismo, al considerar invalidada su intervención en la polémica por su ajenidad con la práctica productiva.
Famoso fue el ataque de Dn. Ordoñana :”Cualquier capirote tiene hoy el derecho de clasificar de atrasados a los estancieros nada más que porque ha oído decir que no cruzan sus ganados con sementales extranjeros y al decir esto se dejan llevar, no por el conocimiento personal que tiene, sino de las ideas que oye emitir, sin observación que valga un ardite”.
El modelo de producción que Ordoñana denominó ganadería agronómica, implicaba el ingreso del Uruguay rural al mundo capitalista, por lo tanto como esclarecen Barrán y Nahum, se dirigía a promover una radical mejora en «la explotación en materias de aguadas, prados artificiales, forrajes, abonos, etc. permitiría una mestización controlada científicamente, cuidada en establos inclusive, protegida con vacunas y específicos químicos. Es decir, que fue un adelantado procurando explotar racional y empresarialmente, esa nueva fábrica en que habría de convertirse la estancia moderna.
Otras páginas de nuestra historia dan cuenta de la historia de Ordoñana.
El 2 de enero de 1878, se descubría en el Taller del pintor Juan M. Blanes, en presencia del Gobernador, Coronel don Lorenzo Latorre, Ministros de Estado, altos funcionarios y numerosos invitados, el cuadro del Desembarco de la Agraciada y fue Don Domingo Ordoñana quien hizo uso de la palabra luego que el pintor: “En la tarde del 18 de Abril de 1875, tres hombres acababan de tomar tierra en Casa Blanca (su estancia), preguntando por nosotros el que parecía Jefe de la expedición. Aquellos hombres eran los señores Blanes, padre é hijo (Juan Luis), y el boticario Sr. Arechavaleta (José de Arechavaleta, naturalista). Dejando al señor Arechavaleta herborizar, seguimos con el Sr. Blanes que nos demandaba le indicásemos el punto en que desembarcaron los Treinta y Tres; y que años antes habíamos amojonado con nuestro amigo Artagaveytia (D. Adolfo). A la aurora del día siguiente, 19 de Abril, señalábamos al Sr. Blanes, el punto objetivo de su expedición, y aquel punto escondido en un seno del Río Uruguay, es el que está a nuestra vista en ese lienzo; en el cual se destacan con sorprendente fidelidad treinta y tres figuras originales todas, porque todas están individualizadas en los treinta y tres héroes que dieron libertad a esta República heroica.”
De allí surgió su idea de realizar un monumento conmemorativo al desembarco, en la Playa de la Agraciada, lo que hizo, frente a su propia estancia, Casa Blanca.
Pero otras profesiones supo tener el alavés, siendo integrante de “los voluntarios de Oribe” a raíz de las heridas sufridas en batalla, debió de pasar larga convalecencia en el hospital; en donde; en atención a su destreza en atender heridos se le nombró Practicante de la 1º Compañía. En plena contienda, solicita y le es concedida autorización para examinarse en la vecina ciudad de Buenos Aires y obtener el título de doctor y llegó a ser Cirujano del Ejército.
El Consejo de Higiene Pública, ya en 1830, hacía una relación de los profesores de los diversos ramos del arte de curar, habilitados o examinados por él, integrado por 12 «profesores de Medicina y Cirugía», tres «profesores de Medicina», un solo «profesor de la Cirugía mayor o Cirujano de primer orden», seis «profesores de Cirugía auxiliar y menor o Cirujanos de segundo orden», y dos «parteras».
Se establecía entonces, jerarquía entre los titulados. Esos cirujanos de segundo orden, posiblemente se asimilaran a los oficiales de salud, prácticos mediocres con derechos restringidos que funcionaron en Francia hasta 1892, o a los médicos de aldea españoles.
El 30 de setiembre de 1869, Ordoñana escribió a Lucio Rodríguez, Presidente de la Comisión Central de Inmigración, acerca de la necesidad de formar en el país «cirujanos baratos, de estudio sencillo (para curar) las regiones de los pobres» y de esa manera evitar el curanderismo de mala ley. Con lo cual estaba defendiendo su propio oficio. Lucio Rodríguez el mismo año, le respondió en un todo de acuerdo; los estudios durarían dos años y se harían en el Hospital de Caridad de Montevideo: «ya tenemos abogados. Empecemos a formar médicos», añadió con sabiduría.
Años más tarde, Ordoñana fue socio fundador del Laurak Bat de Montevideo, primea Sociedad Protectora de Inmigrantes Vascos del mundo.
Domingo Ordoñana, el invitado de ayer en la Rural del prado también es recordado por colaborar con el Archivo de Indias, ser naturalista, periodista, historiador y poeta. En 1889 fundó «Villa Alejandrina»,( casco con una iglesia y escuela) y el «Centro Agrícola 19 de Abril». Fue célebre su frase “la Campaña es Habitable”.