Garay representa a Uruguay en la Berlinale con «historia universal» de una travesti
El realizador Aldo Garay representa a Uruguay en la presente edición de la Berlinale con el retrato de una travesti que, aunque es «puro y exclusivo», es a la vez una «historia universal» sobre el reencuentro con el pasado.
En entrevista con Efe, el director de la cinta reconoce haber llegado al festival con muchas «inseguridades», pero partir con la «confirmación» de que «la historia se entiende, es universal».
«Es una película abierta para que, según las sensibilidades, el espectador tome lo que quiera», subraya.
El documental, que se proyecta dentro de la sección Panorama de la Berlinale, narra la historia de Stepania, una travesti nacida en Nicaragua, que de niño fue adoptado por una pareja de militantes de izquierda uruguaya, en plena revolución sandinista, y que en la actualidad se gana la vida cuidando coches en Montevideo.
La película acompaña el reencuentro de Stephania con su país natal, donde alguna vez fue hijo, hermano y niño alfabetizador, y donde hoy desea ser aceptada como la mujer que es.
La cinta coincide con una necesidad «muy personal» de Stephania de regresar y saber qué pasó con su familia, explica el director.
«Es un regreso que tiene dos capas por lo menos. Está toda la cuestión familiar y la otra, Nicaragua en sí; qué pasó con ese proceso del que yo fui partícipe, donde fui maestro popular, con esa tierra de la que fui un pequeño eslabón en derrocar a un tirano», precisa Garay.
A la hora de rodar el documental, el director estaba muy preocupado con que el momento en el que la protagonista y su familia se vuelven a ver después de tantos años y de ese cambio de identidad se transformara en uno de esos reencuentros «muy populares de programa de televisión de gente busca gente, de la lágrima».
Pero curiosamente, precisa, los primeros encuentros fueron «muy fríos, esa cosa de primero reconocer si es Roberto el que viene detrás de esta mujer», de «tratar de descubrir a ese hermano detrás de la apariencia», que lleva un tiempo, añade.
Así, esas primeras charlas que se registraron con la cámara dan esa sensación, «como de búsqueda, de tanteo, incluso de duda, de ‘sos lo que decís que sos», precisa.
La universalidad de este filme, una coproducción uruguayo-chilena, radica, precisamente, en que esta situación se da igual en las familias que se reencuentran después de mucho tiempo, sin necesidad de que haya habido un cambio de identidad.
«Son esas normas sociales, ese decálogo de comportamiento que hay que tener dentro de una familia», el tratar de ser «cercano, amable y afectuoso» con alguien con quien se supone debes serlo porque es familia, pero que en realidad no conoces y hasta a veces puede importarte poco, agrega.
El director explica que a Stephania la conoce desde 1988 y que fue una de las protagonistas de su primer cortometraje, «Yo, la más tremendo», una historia «más coral» sobre un grupo de travestis en un barrio de Montevideo.
Su historia resaltaba por encima de las otras «por este pasado tan impensado en el cuerpo de la persona que lo habita en el presente», pero la idea de hacer un «retrato puro y exclusivo» sobre Stepania surgió unos diez años más tarde, aunque se frustró.
«Fue un proceso grande de conocimiento del personaje, paralelamente un proceso de madurez por mi parte como realizador y asuntos vitales y también de maduración personal de Stephania por otro, que hizo que nos reencontráramos hace dos años y esto se pudiera llevar a cabo», precisa.
Del paso de su documental por la Berlinale, Garay espera ganar «visibilidad», precisamente por tratarse de una película «tan concreta», al tiempo que asegura que haber sido proyectada en el festival «la pone en un lugar que está bueno» para su dimensión.
Respecto a proyectos futuros, el realizador señala que se siente cómodo en el género del documental, por el que, dice, ya se ha definido y le permite vivir vidas y acercarse a historias que de otra manera no le sería posible.
«Tengo una curiosidad natural, sobre todo del lugar donde vivo, porque creo que Uruguay, como casi todos los países, está lleno de marquesinas y cosas que realmente nunca dejan ver lo que somos, porque lo más interesante no se ve», precisa.
Entre sus temas recurrentes, concluye, figura la identidad: «saber un poco quien sos y para que estás».