«La Linda», novedosa y singular propuesta en Manantiales.
«La Linda» renueva propuestas en esta temporada, continúa con su panadería y café, ampliando el desayuno-brunch entre las 8 y las 17 horas y un after beach distendido desde las 17 y hasta las 21.30, donde se pueden degustar sus productos tradicionales o elegir entre una oferta tan ecléctica como incitante: salmón ahumado con palta, waffles, yogurt de Narbona con granola, choripanes, pizzas y helados artesanales, entre otros; mientras se toma sol, se lee un libro especial de su biblioteca o se admiran las artesanías del lugar.
Nos invitaron a compartir un mediodía que fue a pura delicia.
En lo que es la Panadería, se ha mantenido no solamente la arquitectura de campo tan característica, sino también el horno original de barro del establecimiento, en funcionamiento y al que se debe buena parte del especial sabor de los productos.
Quien cuenta apasionadamente la historia de este emprendimiento es su fundadora, Isabella Aquilina.
«Empecé a caminar en Manantiales. Es literal: ahí me puse de pie por primera vez. Recuerdo que íbamos a hacer las compras con mi abuela al único almacén el lugar. Hay incluso fotos mías en el cochecito frente a la asa que terminó por convertirse -¡gracias a esas cosas del destino!, en La Linda.
Cuando cumplí 20, convencí a mis padres para que me dejaran suspender la facultad por un año porque tenía la idea de crear una panadería en Manantiales…Durante tres meses recorrí junto a mi madre panaderías uruguayas y argentinas con el objeto de aprender recetas y técnicas de este maravilloso y tradicional oficio rioplatense. …Mis padres, María Teresa y Gerard, compraron una de las casitas del pueblo y mamá, fanática de juntar materiales de demolición, tenía en el galpón del campo casi todos los muebles y utensilios de una vieja panadería de San Carlos que había cerrado: recipientes de madera, mesas de amasar, bateas…»
Continúa contando Isabella: «El logo de La Linda es el perfil de una estatua que descubrimos en un boliche que vende hierro viejo; el nombre que elegimos es el de la casa original».
En este emprendimiento no solamente existe la satisfacción del resultado comercial, sino que para Isabella y su familia se unen sentimientos muy destacables también:
«En el largo y rico proceso de entender la gastronomía local surgieron muchas anécdotas de inmigrantes. Me sentí muy identificada porque la historia de mis familias materna y paterna también forma parte de la historia de la inmigración. Mi madre tiene ascendencia libanesa: su abuelo llegó a Argentina desde el Líbano en 1885. Del lado de mi padre son italianos de Malta, que partieron a Egipto y luego a Francia. Mis hermanos y yo seguimos con la tradición de cruzar fronteras y océanos: nacimos en Brasil, nos mudamos a Nueva York y terminamos en Londres. A pesar de todos esos movimientos, sé que mi lugar en el mundo es la casa en el campo uruguayo donde producimos las frutas, verduras y hortalizas que usamos a diario en La Linda.
Otra posibilidad que existe ahora es la de reservar el lugar o parte de sus instalaciones para eventos privados. Todo un disfrute.